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miércoles, 6 de julio de 2011

Vitaminas para que no muera el amor

Existe una serie de razones básicas por las cuales se separan la mayoría de las parejas. Si las conoces y sabes cómo evitarlas aún estás a tiempo de que tu amor no naufrague debido a la desidia. ¡Sigue nuestros tips!

.Muchas parejas intentan mantener su relación a flote pero lo único que consiguen es aumentar el riesgo de que naufrague, debido a que no saben llevar el timón de su vida en común. Para evitar el peligro de ruptura, ¡hay que cambiar de rumbo a tiempo!

Cuando llega el desamor, es decir cuando uno de los dos deja de sentirse enamorado del otro o de quererlo, es prácticamente inevitable y, sobretodo, hay que procurar llegar a un desenlace lo menos traumático posible, consistente en dejar la relación de manera consensuada, para que ambos puedan rehacer su vida por separado.

Pero muchas veces el distanciamiento emocional entre dos personas que se quieren, aumenta debido una serie de motivos que pueden evitarse o corregirse. La clave consiste en descubrir qué es lo que suele fallar y cómo remediarlo a tiempo


• Imaginación contra la rutina

Algunas parejas ingresan en un círculo vicioso de monotonía y aburrimiento, que las conduce a una insatisfacción del que no saben salir. Suelen hacer las mismas cosas, hablar de los mismos temas y caer en relaciones sexuales previsibles y tediosas.

Para salir del automatismo, hay que generar cambios y novedades: salir con amigos, sorprender a “tu media naranja”, disfrutar de los momentos compartidos.


• Después de la infidelidad, ¡diálogo!

Aunque no ha de ser necesariamente una razón para romper, separarse o divorciarse, si las aventuras o relaciones al margen de la pareja no se abordan adecuadamente, pueden llegar a hacer imposible la convivencia, debido a los sentimientos de resentimiento y culpa, del engañado y del engañador, respectivamente.

Si se decide a seguir adelante, hay que analizar la relación y sus problemas o carencias, ya que la infidelidad suele ser un síntoma de que algo no funciona.
Cuando dos personas deciden vivir bajo el mismo techo, es habitual que surjan decepciones o se descubran facetas del otro que son agradables. Se trata de un proceso natural, porque hay aspectos del otro que hasta el momento de la convivencia no habían tenido oportunidad de salir a la luz, pero conviene facilitar el ajuste de una persona con la otra, hablando sobre los puntos de conflicto, expresando lo que resulta molesto y buscando alternativas para solucionarlo.

Una vez más, al igual que ocurre en el terreno sexual, la “vitamina” por excelencia del amor es la comunicación.


• Si la relación está “verde”, hay que afianzarla

Paradójicamente, a veces la inmadurez, puede hacer que una relación “se pudra”. Es inevitable que surjan desavenencias cuando uno de los dos cree que puede o debe cambiarlo al otro para amoldarlo a sus propias preferencias y necesidades, o bien cuando una de las dos partes de la pareja no está dispuesta o preparada para aceptar las responsabilidades, claroscuros y retos que implica una relación estable.

Estos temas deben abordarse de forma explícita y directa, para conocer que quiere cada uno y hasta dónde está dispuesto a llegar.

• La búsqueda del consenso

Cuando dos personas que se quieren no consiguen ponerse de acuerdo sobre lo que es más y menos importante para la relación, hacia dónde se dirige y en qué deben centrarse primero, ello puede conducir al distanciamiento emocional y a que cada uno tome posiciones sin contar con el otro.

Una cosa es la independencia emocional de los miembros de la pareja, saludable para la relación, y otra diferente, la indiferencia respecto de lo que opina el otro.

Para evitar problemas, cuando las prioridades de ambos son diferentes, conviene dialogar y buscar posturas intermedias y consensuadas.



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