Un 75% de los niños de hasta 16 años que usan gafas no practica ningún deporte por miedo a romperlas y de los que lo practican, un 86% tiene que quitárselas para hacerlo, con la consiguiente pérdida de visión que esto les supone. Así se desprende de un estudio realizado por la Universidad Europea de Madrid y presentado en el Aula Europea de Óptica y Optometría organizada recientemente por la Facultad de Ciencias de la Salud de esta institución académica.La investigación también ha puesto de manifiesto que aproximadamente el 30% de los menores de 16 años que necesitan corrección visual tiene dificultades de adaptación en su vida diaria debido a las restricciones que a veces supone llevar gafas.
“Por todo esto, y porque en la mayoría de los casos es posible la adaptación de las lentes de contacto para su uso desde edades muy tempranas, los profesionales de Óptica y Optometría recomendamos a los padres de estos niños que consulten con el especialista la posibilidad de usar lentes de contacto adaptadas a la población infantil”, explica Manuel Gómez Serrano-Sánchez, profesor de Contactología del Departamento de Óptica y Optometría de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid.
Según este experto, alrededor de 150.000 menores de 15 años usan actualmente lentillas en nuestro país, una cifra todavía pequeña si los adolescentes y sus padres conocieran realmente esta alternativa.
Normalmente no se empieza a usar lentes de contacto hasta los 18 años de edad y, sin embargo, los niños y adolescentes pueden beneficiarse de ellas tanto como los adultos. Reemplazar las gafas por lentes de contacto permite a los usuarios más jóvenes practicar su deporte favorito o salir con los amigos sin sufrir las complicaciones asociadas con llevar gafas.
Además de ofrecer beneficios visuales, las lentes de contacto pueden ser mucho más cómodas y convenientes que las gafas, a la vez que ofrecen una solución estética que motiva a muchos adolescentes”, destaca el especialista.
Con todo, el profesor de la Universidad Europea de Madrid destaca que el número de niños a los que se les adaptan lentes de contacto aumenta constantemente gracias a los avances en la tecnología, que ayudan a que sean aún más fáciles de poner y quitar. “Exceptuando algunos casos puntuales, se pueden hacer adaptaciones desde los 4 años si el niño colabora y los padres están dispuestos a poner y quitar las lentillas. A partir de los 6 o 7 años, el niño suele ser capaz de ponérselas y quitárselas el solo. Una buena referencia es saber si el pequeño se ata los cordones de los zapatos él solo. Si es capaz de ello, seguro que podrá ponerse y quitarse las lentillas. Pero lo que marca la edad de la adaptación es siempre el interés que tenga el menor por esta opción. Y seremos nosotros los que informaremos al niño y a los padres de las ventajas y de las responsabilidades que conlleva”, afirma Manuel Gómez Serrano-Sánchez.
Los especialistas recomiendan aconsejar a las familias el uso de las lentes de contacto durante dos o tres días a la semana o cuando los niños practican deporte en el colegio. “No creo que exista una edad específica en la que se les debería adaptar lentes de contacto; todo depende de la personalidad, la madurez y el estilo de vida del pequeño. Lo más importante es que los padres y el niño estén plenamente informados sobre el uso de las lentes de contacto y sobre cuál es la mejor opción para su estilo de vida de modo que estén preparados para tomar una decisión cuando sea necesario”, afirma el profesor.
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“Por todo esto, y porque en la mayoría de los casos es posible la adaptación de las lentes de contacto para su uso desde edades muy tempranas, los profesionales de Óptica y Optometría recomendamos a los padres de estos niños que consulten con el especialista la posibilidad de usar lentes de contacto adaptadas a la población infantil”, explica Manuel Gómez Serrano-Sánchez, profesor de Contactología del Departamento de Óptica y Optometría de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea de Madrid.
Según este experto, alrededor de 150.000 menores de 15 años usan actualmente lentillas en nuestro país, una cifra todavía pequeña si los adolescentes y sus padres conocieran realmente esta alternativa.
Normalmente no se empieza a usar lentes de contacto hasta los 18 años de edad y, sin embargo, los niños y adolescentes pueden beneficiarse de ellas tanto como los adultos. Reemplazar las gafas por lentes de contacto permite a los usuarios más jóvenes practicar su deporte favorito o salir con los amigos sin sufrir las complicaciones asociadas con llevar gafas.
Además de ofrecer beneficios visuales, las lentes de contacto pueden ser mucho más cómodas y convenientes que las gafas, a la vez que ofrecen una solución estética que motiva a muchos adolescentes”, destaca el especialista.
Con todo, el profesor de la Universidad Europea de Madrid destaca que el número de niños a los que se les adaptan lentes de contacto aumenta constantemente gracias a los avances en la tecnología, que ayudan a que sean aún más fáciles de poner y quitar. “Exceptuando algunos casos puntuales, se pueden hacer adaptaciones desde los 4 años si el niño colabora y los padres están dispuestos a poner y quitar las lentillas. A partir de los 6 o 7 años, el niño suele ser capaz de ponérselas y quitárselas el solo. Una buena referencia es saber si el pequeño se ata los cordones de los zapatos él solo. Si es capaz de ello, seguro que podrá ponerse y quitarse las lentillas. Pero lo que marca la edad de la adaptación es siempre el interés que tenga el menor por esta opción. Y seremos nosotros los que informaremos al niño y a los padres de las ventajas y de las responsabilidades que conlleva”, afirma Manuel Gómez Serrano-Sánchez.
Los especialistas recomiendan aconsejar a las familias el uso de las lentes de contacto durante dos o tres días a la semana o cuando los niños practican deporte en el colegio. “No creo que exista una edad específica en la que se les debería adaptar lentes de contacto; todo depende de la personalidad, la madurez y el estilo de vida del pequeño. Lo más importante es que los padres y el niño estén plenamente informados sobre el uso de las lentes de contacto y sobre cuál es la mejor opción para su estilo de vida de modo que estén preparados para tomar una decisión cuando sea necesario”, afirma el profesor.
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