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miércoles, 14 de septiembre de 2011

Errores que matan relaciones...


Cuando una pareja rompe o tiene problemas, salen a relucir las fallas de cada uno: El machismo de él, la necedad de ella o la falta de seriedad de uno de los dos para convivir juntos. La lista de errores que cometemos en las relaciones sentimentales es extensa y quizás todo el tiempo estarán ahí, pero siempre hay formas de manejarlos.

¿Privacidad o secretos?: Una cosa es el espacio que tanto un hombre como una mujer deben mantener en su relación de pareja, y otra muy diferente es conservar ocultos secretos tontos, destruyendo con ello la confianza. La privacidad de cada persona es positiva, ya que los seres humanos necesitamos un espacio para nosotros mismos, por lo tanto evite invadirla.


Actitud egocentrista: Por lo general, el egocentrismo es un problema muy típico dentro de una relación. Cada uno (hombre y mujer) vela por sus intereses, sus sueños, sus deseos, sin detenerse a pensar en lo que es mejor también para su pareja. Como dice Laura Schlessinger en su libro 10 estupideces que cometen las parejas para dañar sus relaciones, tanto hombres como mujeres deben tener presente que esa persona que escojan para unir sus vidas debe ser “alguien que haría cualquier cosa o se expondría a casi todos los peligros por su pareja”.
Asimismo, las personas que tienen un comportamiento egoísta, al ser esposos conservan esa actitud negativa y prefieren postergar la llegada de los hijos o la compra de una casa, porque para ellos, las prioridades son otras.


Tanta necedad: Cuando se vive una relación de pareja, a menudo las peleas se dan a causa de la terquedad del uno o del otro. Así salen a relucir los caprichos de ambos, sus inseguridades, sus miedos internos y sus deseos de ser perfeccionistas, que, dentro de una relación se refiere a la exigencia de vivir en pareja, pero sin problemas... ¡Algo utópico!
Ante las necesidades que, como seres humanos, todos tenemos, lo mejor que puedes hacer es mantener una buena comunicación, tratar de controlar sus impulsos, pensar en que juntos pueden conseguir muchas cosas que, sola (o solo), no lograrías.


Lucha de poderes: La ambición y los deseos de poder, algunas veces ubican a una persona en la cima, pero también pueden dejarla sola y aislada de los demás. No te esmeres en ser mejor amante, mejor padre o madre, ni tampoco el que más grita, ni quien más sufre o se sacrifica. Recuerda que “los ciclos de luchas son agotadores. Además, vivir enojado o compartir la vida con alguien que solo pasa furioso significa condenarse a la esclavitud del impulso y la mezquindad”.


Estableciendo prioridades: Cuando las personas se casan lo hacen “para entregarse, amarse, respetarse y ser fieles hasta que la muerte los separe”. Y en la realidad, ¿cuánto de esta promesa se cumple? Muchos ponen su trabajo, a sus padres y hasta a sus amigos por encima de su cónyuge e incluso de sus hijos. Viven para trabajar y hacer dinero, basados en la excusa de que “esto lo hago por nuestro futuro y el de nuestra familia”. Y ni qué decir de aquellos (hombres o mujeres) que no quieren renunciar a las salidas con los “amigos” (sin parejas) y se escudan en que trabajan y se sacrifican tanto, que tienen derecho a divertirse...Es necesario que la persona tenga muy claro quiénes son los seres más importantes en su vida.


De frente a la realidad: Una vez escuché a una amiga decir que cuando ella se casó, pensaba que todo sería maravilloso, porque ella y su novio se amaban tanto que nada podía ser tan difícil de sobrellevar. Por supuesto, al poco tiempo, se llevó una gran decepción, pues se dio cuenta de que, como dicen por ahí, “de amor no se vive”. Y no solo hago alusión a que al estar juntas, dos personas se enfrentan a temas como los gastos, las cuentas y una serie de factores financieros que no tienen un matiz muy romántico, sino a que por más de que la gente se ame, a la hora de convivir juntos, la situación se vuelve complicada y es entonces cuando debe aparecer la madurez para escoger el camino correcto. En una ocasión, alguien me dijo: “El amor es un acto de voluntad” y sí, también es un sentimiento, pero su motor es ese firme propósito de mantenerlo vivo. Recuerda que “Y vivieron felices por siempre” es solo una frase de cuentos de hadas.


Luchar hasta el final: Hoy en día es muy común escuchar a hombres y mujeres que, al menor problema, deciden abandonbar su relación de pareja, dando lugar a separaciones sin sentido. Ya sea que “necesiten espacio o que se sienten ofendidos por la más mínima cosa”, vivimos frente a una generación que no titubea al alejarse de su cónyuge o pareja cuando llegan los inconvenientes. Claro que hay casos en los que, pese a enormes esfuerzos, no se puede luchar más y entonces se debe empezar a pensar en una separación definitiva, como la mejor vía para ambas partes.


En pro de los dos
- Cada uno de los miembros de una relación debe conocerse primero a sí mismo, pues solamente sabiendo cuáles son sus verdades, sus metas y lo que desea de su vida compartida junto a otro, podrá expresarla para co-construir un proyecto de pareja.

- Al aceptar el punto de vista del otro como otra forma de mirar las cosas, estará cumpliendo con uno de los objetivos de vivir en pareja que es crecer juntos.

- Para conocer tus prioridades debes hacerte una pregunta: ¿en qué lugar soy insustituible en este momento? Los niños, en su futuro será sumamente importante atesorar recuerdos del tiempo compartido junto a sus padres.

- El amor matrimonial implica estar conscientes de que más que expresar los sentimientos con palabras, hay que realizar actos enfocados en construir herramientas que nos permitan resolver los problemas de la vida cotidiana.


Fuente: 10 Estupideces que cometen las parejas para dañar sus relaciones, por Laura Schlessinger PH.D. Grupo Editorial Norma.

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